3. EL BOSQUE DE RIBERA
3. EL BOSQUE DE RIBERA.
Los bosques de ribera o de galería, también llamados sotos, son ecosistemas muy ricos de una alta diversidad biológica, y constituyen valiosos corredores verdes que modelan y vertebran el paisaje mediterráneo. La fauna, especialmente la avifauna, está bien representada en el medio ribereño.
Esta diversidad faunística que presentan los sotos se debe a la gran variedad de hábitats y nichos ecológicos que conforman, y a su situación de frontera entre el ecosistema acuático y terrestre.
El soto es refugio y sus frutos, alimento. La madera muerta es una despensa de insectos xilófagos de los que se alimentan aves y mamíferos y, cuando la vegetación se espesa en la orilla, da protección frente a los depredadores.
El bosque de galería, con su estructura lineal, contribuye a articular y dar vida al monótono y semiárido territorio circundante. Además crea un entorno paisajístico de valor, y propicia ambientes húmedos y frescos que contrastan con las elevadas temperaturas estivales de nuestra ciudad.
Nuestra pequeña zona de campeo es interesante para la fauna por el mosaico de ambientes que conforma la vegetación de ribera, además de los cortados del cercano cerro del Viso, y las zonas cerealistas y de pastizal adyacentes.
Así, por ejemplo, se encuentran zonas de vegetación palustre donde anidan una gran cantidad de especies como el ánade real, focha común, zampullín chico, gallineta, etc. En el estrato arbustivo anidan especies como el ruiseñor común, currucas y mirlos, entre otros. En los árboles viejos anidan especies trogloditas, como el pito real, mochuelo, abubilla o pico picapinos.
Destacar también la abundancia de conejo, hecho muy importante ya que es uno de los pilares de la pirámide trófica de los ecosistemas mediterráneos, lo que permite que dichos medios ribereños sean ocupados por sus depredadores, especies de rapaces principalmente.
Además, la vegetación de ribera interviene en la dinámica fluvial contribuyendo a disminuir el efecto erosivo de las avenidas, y favoreciendo la sedimentación en los terrenos inundados, ya que provoca la disminución de la velocidad de las aguas a su paso por las riberas. También, las raíces de plantas y árboles tienen un efecto estabilizador del suelo, muy importante en pendientes y taludes.
Todos estos valores son reconocidos por varias figuras de protección, incluidas en la Red Natura 2000 y en el Parque Regional del Sureste el tramo final de río.
